Muchas personas que acompaño desean descubrir su Don sin dejar de lado su trabajo actual. Quizás no es el trabajo de sus sueños, pero les permite tener tranquilidad económica y eso está muy bien. Hallar tu Don no significa dejar de lado tus obligaciones o tirarte al vacío sin una red de seguridad, todo lo contrario...es coexistir ambos cometidos de una forma sensata y realizando un proceso progresivo y controlado.
Para ello una vez que has revelado tu Don, lo primero que procedemos es a analizar nuestro día a día, elaborando un calendario con todas las actividades que realizamos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Una vez hecho, anotamos las horas libres y también analizamos que actividades estamos realizando que no nos aportan nada para la consecución de nuestro pretexto.
Lo siguiente, será recordar el motivo por el que quieres comenzar este nuevo camino y originar una motivación extra. Así pues, pregúntate:
¿Para qué quiero conseguirlo?
¿Qué de importante es para mí?
¿Cómo cambiará mi día a día?
¿Qué me aportará bueno en mi vida?
En este punto debemos ser totalmente sinceros con nosotros mismos y valorar hasta dónde estamos dispuestos a llegar. Si deseas que tu Don tarde o temprano conduzca tu vida, inevitablemente deberás profesionalizarte.
El siguiente paso será contar las horas reales que podemos dedicar y empezaremos a marcarnos unos objetivos claros y temporalizables que nos van a permitir una vez definidos, cumplir nuestras metas, como pueden ser realizar un curso, un taller o apuntarnos a una escuela. Aquí lo importante no es la meta, es el camino.