Conocí a Luis creyendo que mi destino ya estaba dictado. No era feliz con mi trabajo, ni con mi vida, los sobre llevaba, pero si había algo más, ya “no era para mi”, con él entendí que no podía vivir en mi cabeza siempre, que el “pero si fallo?” solo es una trampa de mi cabeza. La verdadera libertad esta en disfrutar de lo que me calma, me hace feliz, de lo que puedo pasar horas haciendo y no notar el tiempo. Entendí que el único limite es mi cabeza, no un jefe, no una situación, no un país. Hoy me falta mucho por recorrer, pero lo hago desde la seguridad que si hago lo que me hace feliz, nada malo me pasará gracias por tu apoyo y guía, pero principalmente por ofrecer tu amistad.

Pablo Andrés Capozucca